Como seres humanos tenemos en común algo, la muerte. Nadie
se salva de morir, no importa la religión, nacionalidad, color o idioma; todos
somos humanos y tarde o temprano seremos
un recuerdo o tal vez ni eso. Por ley todos moriremos, unos lo harán en 20 o 30
décadas más adelante de éste año; otros moriremos a mitad de camino, moriremos
antes de llegar a la tercera década o bueno, ni siquiera llegaremos a la mitad
de la segunda.
Pero la verdadera pregunta es: ¿qué es la muerte? Muchos la
conocen como acabar con ésta vida llena de imperfecciones comunes pero
llamativas, en su totalidad lo llaman “sufrimiento”. Sin embargo, otros la
conocemos como “cambio”. Un cambio como el que pasa una oruga para luego transformarse
y ser una hermosa mariposa que vuela libre por los cielos, sin importar su
destino. Podría parecer tonto pensar de esa manera pero es la verdad. Morir es
tan solo cambiar de plano, yendo a una dimensión donde no hay más dolor, donde no
hay ninguna clase de sufrimiento infernal como el que podemos encontrar día a
día en éste mundo.
Claro, nadie queremos dejar la vida donde queremos vivir
muchas cosas como: amor. Todos queremos vivir un amor, unos lo quieren vivir
como se vive en una historia de príncipe a caballo, rescatando a la princesa;
muchas personas quieren encontrar a su príncipe azul sacado de un cuento pero
no es necesario que tenga un traje azul, que sea rubio, alto y de buen cuerpo.
Con tan solo veas su verdadero interior, basta y sobra para que se convierta en
un príncipe azul. No hay necesidad de vivir una historia de amor para saber que
es el amor.
Tampoco queremos dejar de vivir las “perversiones” que el
mundo nos ofrece como el alcohol, fiestas, sexo y mucho más. Queremos seguir
metidos en una dimensión donde esa clase de cosas hacen feliz a muchas personas
pero al punto que quiero llegar es que no debemos ver la muerte como un final,
debemos verla tan solo como un cambio. Un cambio que nos traerá grandes cosas.
A veces la muerte nos ve a los ojos directamente, muchas personas y digo muchas
porque me sucede también; cuando nos mira directamente, sin quitarnos los ojos
de encima nos da pavor irnos y dejar cosas inconclusas, dejar a nuestras
familias, dejar de hacer lo que amamos, dejar de ver a personas que queremos,
dejar en éste mundo a nuestro príncipe azul. Esas son algunas cosas que tememos
dejar pero he llegado a la conclusión que morir no es perder, morir es
ganancia.
Viviendo con algo que podría alejarme de éste mundo de un
momento para otro me ha enseñado que no debemos temer a lo que pueda venir, si
nuestro destino es acabar nuestra propia historia anticipadamente tan solo
debemos cambiar la perspectiva y sonreír. Intentar vivir lo poco o mucho que
nos quedé con una sonrisa amplia, y llena de vida; con esperanza en que todo
será mejor tarde o temprano.
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