viernes, 25 de diciembre de 2015

Terrible y hermosa pesadilla.


 Amor, una palabra poco común en personas pocas comunes. Dicen que en la vida no podemos decidir de quién nos enamoraremos verdaderamente, no podemos saber quién será la persona que nos robará miles de suspiros, que habitara en millones de sueños, y menos, podemos saber quién será el que nos quité billones de miedos.

El corazón es el que manda. No escucha razón, no ve lejanía; no ve que algunos amores no tienen futuro en la vida. El corazón solo ve a aquella persona que desde el primer momento sabes que será alguien importante para el resto de los días. El corazón simplemente comienza a latir y te susurra al oído, diciendo que ha iniciado un duro camino, una dura batalla entre la luz y la oscuridad. Un combate donde puede salir victorioso, o puede acabar muerto y hecho pedazos.

Para muchos el amor es una causa perdida de la razón, veracidad de la existencia o simplemente es una palabra compuesta por cuatro letras. En algunos casos el amor no es el que manda, lo que manda en la realidad por más dura que sea pero eso no le importa al musculo rojo que late por tan solo una persona diariamente. Un corazón que te envuelve en su más grande juego de ilusión. Haciendo que crezca un amor donde lo primero es aquella persona, haciendo que miles de mariposas vuelen y golpeen contra tu estómago. Haciendo que sientas el más casto sentimiento sobre la tierra. Pero también te mete en una terrible y hermosa pesadilla.

El amor crece en el corazón que un día tal vez estuvo muerto. El amor por más lejano, loco, tonto; no lo elegimos. El amor nace y se fortalece si en verdad lo sientes. El amor no solo es decirlo, el amor se demuestra con hechos. Algunos tienen amores; yo tengo el mejor y único amor en existencia.