Hombres, toda la vida mirando la belleza exterior y siempre
evadiendo la interior; hombres como siempre hombres.
En ésta nueva entrada quiero hablar sobre lo ciegos que
pueden llegar a ser los machos. Ven cada rasgo del rostro de las chicas más
guapas del mundo, ven cada curva de su cuerpo pero cuando les toca que ver más
allá nunca lo hacen, siempre se giran y prefieren la nada por encima de lo
todo. Una mujer no es bella por lo que tiene físicamente, la mujer es bella por
lo que es por dentro pero los machos alfa nunca se detienen a mirar el
verdadero rostro de la belleza.
A veces llegan a ser tan ciegos, ellos mismos ponen sus manos
delante de sus ojos para no ver lo que una mujer puede llegar a ser. Se viven
preocupando de que una sea más inteligente que ellos. Es una lástima que todos estén
en la oscuridad de la ceguera, es una oscuridad que no les permite ver más allá
de un par de curvas pronunciadas como las de un circuito.
No digo que todos los hombres sean iguales, o tal vez sí;
eso será algo que nunca terminaré de entender porque cada vez que lo intento
resulto complicándome más, cada que busco una respuesta me encuentro con una
pared de incógnitas eliminables. Los hombres son hombres pero son personas que
de alguna manera nos atrapan enamorándonos con sus dulces encantos pero también
matándonos con la doble cara de aquellos dulces encantos.